domingo, 3 de octubre de 2010

Estamos ciegos, todos.

Yo no soy analista político, no hago política, no sé de política, no leo sobre política. Todos mis amigos (de muy diversas edades), coinciden en que soy "demasiado optimista", "demasiado patriota", "demasiado ingenua"...seguramente casi todo es cierto...excepto porque no soy patriota, sólo extraño la tierra en la que nací y me crié, en la que crecí y la que deseo para todo aquel al que le toque vivir en ella.
Yo creo en Venezuela a capa y espada, muy a pesar de la realidad. Extraigo de ella a una sociedad perdida y obtengo como resultado a un país maravilloso, al paraíso en la tierra, al paisaje hermoso, a la costa más larga del Caribe, a las formaciones rocosas más antiguas del planeta, a la caída de agua más alta del mundo, al clima perfecto (con todas sus imperfecciones)...
Debo aclarar, para no terminar como una hipócrita, que yo no vivo en Venezuela...que me fui en el 2003, (a Italia), volví en el 2005 y me fui en el 2007 (a Argentina), pero que, contrariamente al exilio de muchos, en ambas ocasiones, me movió algo más fuerte que la política o la economía. No voy a explicarlo, el que lo haya vivido sabe a qué me refiero.
Explicado esto, volvamos al tema. Venezuela tiene un paisaje que hace feliz a cualquiera. Un fin de semana es una vacación...tal vez por eso somos como somos, y estamos como estamos: Demasiado relajados ante un futuro que le mete miedo a cualquiera. Y entonces? por qué creo en un futuro? ...porque soy demasiado ingenua, es cierto. A veces sigo (vía Twitter), a personas que si viven en Venezuela, y me siento optimista y esperanzada...hasta que saco cuentas y constato que, esa gente no es mayoría.
Pese a los analistas que nos ven como números y estadísticas, mi mayor temor es nuestro cambio de identidad. Todos nos hemos vuelto "otra gente". Yo amo de Venezuela a esa gente dicharachera, cálida, amable, bondadosa...pero, todavía existe? Pa' los chistes si! eso seguro! Pero, para tolerar las diferencias y convivir con ellas...existen?
Si lo leyera como un "brote", me sentiría más tranquila. Pero lo veo en mi familia, en mis amigos, en la gente con la que yo he convivido. Que el opositor es oligarca, que el chavista no es gente...se ha perdido la capacidad de discernir. El gran culpable? Adivinen! es cierto, sin duda...pero no estamos ya grandes como para dejarnos llevar por la corriente sin hacer crítica? Sin darnos cuenta de que la corriente nos lleva al choque? Sin poner resistencia al menos?
Tenemos dos elecciones que "favorecen" a la oposición (Eso, en el supuesto negado de que las elecciones en Venezuela sean transparentes, limpias, claras, precisas...), y que hacemos ahora? nos ponemos a la altura de lo que consideramos bajeza.
Desde mi amplio espectro exiliado, la única solución-fórmula-alternativa, que nos lleve al triunfo que supone salir de Chávez (por sobre todas las cosas), está en desprenderse del resentimiento de estos últimos años, que nos ha convertido en racistas y racistas inversos, en clasistas y clasistas inversos, y duélale a quien le duela, en chavistas y chavistas inversos...y comenzar a acercarnos desde nosotros mismos (esos de antes), con la gente que ha tardado más en darse cuenta, y con esa que aun no ha asimilado, que este momento social de nuestro país, no es la fórmula ganadora para salir adelante y tener lo que todos soñamos y en lo que todos, alguna vez, creímos...una Venezuela de oportunidades...un país...no "una mierda", como suele decir un alto porcentaje de la gente que se fue y está mejor.
La única pregunta real es ¿queremos provenir, vivir, criar hijos, extrañar...a un país de mierda?...y en la reflexión particular (si alguien se atreve a hacerla), encontraremos la respuesta.

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