jueves, 2 de abril de 2015

La idea ganadora

Hace un año -o dos-, la idea era sacar la información que llegaba a menos del 40% de la población a través de internet, a las calles del país, contrarrestar la hegemonía comunicacional del régimen con el boca a boca y los planfletos, pero la polarización pesó mucho en el contenido de los mensajes, haciéndolos poco efectivos, agrediendo al receptor. Hace 2 años había elecciones...la idea elegida para "predicar" fue la del progreso y nos dijeron que, para llegar a él, teníamos que subirnos a un autobús. Ese autobús recorrió Venezuela, movilizó esperanza, sumó voluntades...y lo dejaron estacionado, con el tanque lleno y mucha gente dispuesta a empujarlo si hacía falta. Hace 1 año, al comienzo del desplome absoluto e irreversible -salvo un cambio de  gobierno y de modelo- de la economía, cuando un número importante de venezolanos manifestaban que "esta vaina ya no se aguanta", la idea fue salir a decirlo en voz alta, sin miedo, con contundencia. No hizo falta "venderla" mucho, apenas un par de convocatorias sacaron lo mejor y lo peor del pueblo urgido de cambio. Quien crea que "la salida" fue la culpable de la tensión que acabó con la "armonía", no entiende que esa gente fue la que se quedó con las ganas de empujar el autobús con ruta Caos-Progreso, a la que mandaron a bajar sin dar muchas explicaciones, solo que volvieran a sus casas a rumiar su arrechera...y eso hicieron durante ese año.

Durante ese período autobús, se dio una especie de "tregua" discursiva -un poco romanticona y religiosa para mi gusto- (no de parte del régimen, por supuesto), en la que los ataques insustanciales y la tentación a responder acusaciones, quedaron estacionados para que pudiera escucharse un discurso más conciliador, menos violento y virulento, alejado del "divide y vencerás" que, ha quedado demostrado, es la estrategia de guerra por excelencia y lo que menos se parece a la ansiada paz. Como aglutinante, no se puede negar que dio sus frutos, el problema, quizás, es que "progreso" es un concepto que no significa lo mismo para todos. Para algunos puede significar un escenario para emprender y superarse, mientras que para otros alcanza con que signifique conseguir repuestos para la moto o pañales para el bebé, cabillas, cemento o bloques, pollo o café. Lo único seguro es que, detrás del autobús o de la salida, la motivación es que "esta vaina ya no se aguanta" y hoy se aguanta aun menos que hace un año o dos.

La tregua discursiva duró poco, la agresión a los receptores del mensaje continúa, la intención de aglutinar ni siquiera se asoma por el horizonte -o los pocos que la tienen, arañan sus poquísimos recursos tratando de hacer ruido-, y a las cosas no se les llama por su nombre (salvo contadas excepciones); la población se siente menos tomada en cuenta que nunca, lo único que "vende" la sensación de pertenencia es el proselitismo patriotero que hace listas de apestados próximos al apartheid reloaded; la esperanza del autobús se perdió, la arrechera que se ha venido rumiando desde 2013 se ha convertido en la decepción y el escepticismo de una sociedad atrapada entre la anosognosia y la anomia -en sus dos acepciones- a su alrededor. Ya nadie intenta "vendernos" ideas, cada lado con su media verdad del pastel que se reparten sin vergüenza, parece estarnos diciendo "conmigo o contra mi", muy a lo Chávez. Totalitarismo y consensos, y viceversa...

Progresismo, futuro, país potencia, competitividad, economía...son cosas que no importan a quienes tienen necesidades inmediatas como las de casi el 49% de los venezolanos. La idea ganadora no puede estar basada en el pase mágico hacia un mañana mejor, olvidando que el proceso para llegar a ese día va a ser largo y sufrido; tampoco en ignorar que están los de un lado, los del otro y los del medio, mucho menos ignorando a los que están de TU lado, haciendo que aglutinar sea una misión casi imposible. El sentido de pertenencia de esa idea debería ser el de la reconstrucción participativa, el de juntos podemos...no el "dame tu voto y ya veré yo cómo lo arreglo"...no es momento de pavonear los egos y las colas de paja con tanto desparpajo...y a quienes les queda un poco de moral y buenas intenciones, deberían dar un paso al frente ahora, antes de que las estructuras los absorban por completo y pasen a la lista de "serviles", que en mi opinión es mucho peor que la de "radicales"...aunque todo depende del bando desde el que se mire. No es requisito ser incendiarios, pero si tener los oídos y los ojos más abiertos, y la mente más amplia; ser más responsables y querer más al país que al poder. Muy pocos pasan ese examen de consciencia.

La idea ganadora será aquella que logre que todos entendamos que estar mejor de lo que nuestra actual miseria nos hace sentir, es nuestro derecho, no la concesión bondadosa del gobierno, y si éste no reconoce nuestros derechos, entonces merecemos otro...pero no cualquiera, sino uno que se sienta más venezolano que líder. Uno que quiera ejercer la política como dicta la norma, no la tentación del poder...así ya tenemos como 30 años y sólo hace falta mirar alrededor para ver los resultados.