jueves, 13 de agosto de 2015

¿Hooligans o ciudadanos?

Mientras un "seguidor" es un fanático de un equipo que celebra sus triunfos y lamenta sus derrotas, entiende el espíritu deportivo, apoya a su equipo con frases de aliento y uno que otro chiste pero sin insultos, un "hooligan" es un fanático violento de un equipo, que vive el episodio deportivo de éste último, propinando cánticos ofensivos desde la grada, sea a sus oponentes o a los jugadores de su propia escuadra, andan a golpes con sus contrarios en las calles y, ante las derrotas, rompen el mobiliario de su propio estadio y son capaces de matar a quien se les cruce en el camino. El Hooligan no tiene la más mínima noción de espíritu deportivo y seguro le pita al momento en que los capitanes se dan la mano en el medio del campo.

Los venezolanos vivimos 40 años de "fiestas" electorales, de ejercicio democrático, en el que cada quien convivía con las preferencias partidistas del otro sin que eso afectara nuestras relaciones personales: amorosas, amistosas, familiares, laborales y nuestra convivencia en sociedad. Cada uno de nosotros era seguidor de un partido (o de ninguno) y aunque cada gobierno pudiera ser mejor o peor que el anterior, cada 5 años teníamos la oportunidad de cambiarlo. La reelección indefinida fue el mayor atentado a nuestra tradición democrática, amén de todo lo que han hecho para dejarnos -hasta- sin la noción básica de democracia. (En algún momento tendremos que discutir una reforma para limitar el mandato.)

No diría nunca, que hace 16 o 20 años éramos ciudadanos ejemplares, pero al menos no nos comportábamos como los hooligans que somos hoy.

Si bien es cierto que, ante el modelo totalitario actual de dominación, que busca una sociedad de sumisos, prácticamente las opciones son combatirlo o permitirlo, también es verdad que nos hemos olvidado del ejercicio democrático en nuestras propias filas. Decimos que quienes han tomado la decisión de postularse por fuera son traidores, pero olvidamos que el proceso de las postulaciones ha sido un poco excluyente. Con esto no doy mi apoyo a los "descarriados" de la Unidad, sino señalo que son una consecuencia y no una causa de nuestras divisiones.

Sin embargo, y reconozco que he llegado a esta conclusión a través de la decepción y no de la reflexión, la MUD es lo que es...una coalición de partidos políticos con un fin electoral, nada más, nada menos. Y en estos momentos es la única estructura dedicada a ese fin, con la capacidad y la posibilidad de romper la hegemonía del PSUV en la AN, pero sólo si logra mayoría absoluta, para lo que se necesitan todos los votos de quienes quieren combatir (y no permitir), el totalitarismo.

A través de estos 16 años he visto: 
  • Intelectuales e "intelectuales" despreciar, con autoadjudicada superioridad moral, al liderazgo popular bajo el argumento de la falta de preparación o la clase social, algunas veces hasta el género, pero olvidando que la realidad de ese sector de la población no puede defenderla quien no la conoce. 
  • "Demócratas" que acusan a otros de ser divisionistas por tener una opinión distinta, cuando en eso consiste la democracia. 
  • Insultadores que exigen respeto y claman paz... 
  • Gente que llama a votar por un cambio ofendiendo a quienes piensan que, obligatoriamente, se tienen que sumar. 
  • Activistas que dejan de defender sus propias causas en pro de defender el color de su partido o llevarle la contraria a la MUD. 
  • Líderes políticos que se llenan la boca con la palabra "solidaridad" pero jamás han sido solidarios. 
  • Personas valiosas siendo excluidas de una lucha que, los excluidores, llaman "vital". 
Como los hooligans, lanzamos cánticos ofensivos desde las gradas mientras esperamos que otros metan los goles: esto aplica tanto para quienes esperan que la MUD resuelva todo, como para quienes creen que haciendo su cruzada en solitario podrán enfrentar al campeón del fraude y el abuso de poder, pero también para quienes conforman la MUD y juegan al voto automático del descontento. No formamos parte del equipo, somos los saboteadores de nuestro propio objetivo.

No es culpa nuestra...el modelo nos ha llevado a esto, borrando nuestros referentes cotidianos de lo que es una democracia, pero sí es nuestra responsabilidad recuperarla. Para eso tenemos que ser más equipo y menos hooligans, más jugadores y menos grada, más ciudadanos y menos "hombre nuevo", y dejar de romper el mobiliario de nuestro propio estadio.

Los equipos se organizan y, según la Rae:
organizar.
1. tr. Establecer o reformar algo para lograr un fin, coordinando las personas y los medios adecuados.
Para lograr el fin que nos proponemos, la MUD es nuestra mejor estrategia, aunque a muchos -como a mi, que me están muy antipáticos algunos de sus figurantes- nos pese.

Yo espero, de un líder, que me hable de planes factibles, con claridad, con comprensión de la realidad, pero siendo la MUD una coalición de partidos, con distintas ideologías, con distintas formas de hacer política y con distintos intereses, no puedo esperar que se pronuncien en una sola voz y me hablen de lo que quiero...va en contra de su propia naturaleza, en la MUD no existe -o no debería existir- el pensamiento único. Así que no me queda más remedio que verla como un medio para lograr un fin -que es romper esa hegemonía-, como una estructura electoral necesaria -aún cuando me disgusten sus formas-, y como la posibilidad de que algún día podré votar en libertad y podré elegir no votar -tampoco- por ellos.

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